
en una tormenta de quejidos, que me atraviesan la sangre; respiro tu piel que explora los sentidos; me buscas; te atrapo; acallas el desierto de tu boca, en el oasis de mi sexo. Muero dentro y fuera de tus fauces, flotando en las rugosidades de mis pechos; nadando entre tu lengua, como una caricia de plata
que se detiene en mi. Y los ojos copulan con tus iris, en un mismo sismo de frecuencia; bajo el resplandor que estalla sobre la humanidad. Soy tuya; desato mi piel en tu sonrisa; traspaso el infinito de tus letras, para tenderme a la par de los gemidos; como un río al borde del abismo, que se derrama en ti.
@Intima
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